lunes, 14 de mayo de 2012

XY


Éranse una vez dos gemelos idénticos que separaron al nacer. A los dos los llamaron Jim y cuando se conocieron los dos medían 1'80 m. y pesaban 82 kgs. Pronto se pusieron al día y se enteraron de que los dos tuvieron un perro llamado Toy, se habían casado con una mujer llamada Linda, se habían divorciado, se volvieron a casar con sendas mujeres llamadas Betty y tuvieron hijos llamados James Alan y James Allan. Los dos fueron sherifs en sus pueblos, dejaban notas a sus mujeres, padecían jaquecas y fumaban y bebían las mismas marcas de cigarrillos y cervezas.
A los humanos nos gusta pensar que somo únicos y que, cuando faltemos, dejaremos un profundo agujero en el mundo (exactamente a dos metros de la superficie terrestre en la mayoría de los casos). Sin embargo, algunos de los últimos estudios realizados sobre la impronta genética en nuestra psique apuntan que las equis y las yes (tengo que ir a secarme las lágrimas de la risa) nos determinan más de lo que se creía.
Lo cierto es que, a la hora de la verdad, no me importa si la manera en la que me enfrento a mi día a día viene marcada por lo que pasó en el vientre de mi madre durante mi gestación o por aquel día en el que un tordo me atacó. Al igual que yo, supongo que a los gemelos de arriba les importa poco que sus mujeres o sus perros se llamaran igual. El que haya personas muy parecidas a nosotros no nos hace menos especiales, lo que nos hace menos especiales es la monotonía, la pereza, la falta de alegría, la carencia de motivaciones...


3 comentarios:

  1. ¡Gracias, Hombre Atómico! Tomo nota de tus blogs, de los que no tenía constancia.

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  2. Por cierto me encanta que hayas puesto unas fotos de Daoiz y Velarde, unos verdaderos patriotas, no como los de ahora ;)

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