Nativos,
especialistas y medios de comunicación de todo el mundo están a la gresca por
la radical decisión del Tribunal Supremo de la India de prohibir el turismo en
los hábitats de los tigres.
Quienes
están a favor consideran que la vertiginosa caída de la población de tigres en
los últimos años (en el Estado de Madhya Pradesh el número de tigres
registrados en las reservas ha pasado de 700 a 257 en sólo doce años),
demuestra el daño que causa la presencia de turistas en sus hábitats.
Si
bien la grave amenaza que sufre esta especie da escaso margen a la
experimentación, la vertiginosa caída del número de tigres empuja hacia la toma
de decisiones.
Y una vez más encontramos
al hombre en el centro de todo: él es quien toma las decisiones y él es el
origen del problema. El tigre es únicamente un convidado de piedra en su propia
última cena. Y como el tigre tantos otros seres vivos que asisten en silencio a
su propia desaparición. El hombre se ha empeñado en centrar en sí mismo la vida
en el planeta especulando con su propia existencia y tratando de manera
condescendiente al resto de las especies. La solución pasa por cambiar la
manera en la que concebimos lo que nos rodea. La respuesta está en corregir la
manera en la que educamos y somos educados. Esta carrera de destrucción en la
que nos hemos embarcado acabará con nuestro propio fin. Y el Universo podrá
dormir tranquilo.
A los tigres les defiendes (es mi animal favorito) y a los koalas ¡que les den! Por muy tontos, vagos e insulsos que sean, un poco racista.
ResponderEliminarDesde luego estoy contigo, el hombre es lo peor para la Tierra.
¡Estoy con Iñés! Doble rasero. ¡Di NO al racismo animal!
ResponderEliminarW.
Gracias señores Iñés y W. por sus apariciones en el blog. Admito las críticas como constructivas, pero temo ser incapaz de superar mis prejuicios hacia ese animal peludo y mofletudo que me parece de todo menos abrazable. Prometo que si alguna vez vivo en Australia, colaboraré en la lucha por su supervivencia.
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