Hace
unos 56 millones de años, la Tierra experimentó una descomunal y geológicamente
vertiginosa emisión de carbono que provocó un calentamiento del planeta que los
científicos comparan con el actual proceso llevado a cabo por los humanos. Ese
repentino calentamiento provocó un gran aumento de la temperatura del planeta,
de manera que el agua del Polo Norte alcanzó los 23°C de media. Durante este
periodo, conocido como Máximo Térmico Paleoceno Eoceno (MTPE) se extinguieron
gran cantidad de especies, aparecieron otras nuevas y muchas de las que se
adaptaron exitosamente experimentaron una casi instantánea disminución de
tamaño. Algunas de las nuevas especies fueron los primeros antepasados de la
que hoy es la causa del segundo Máximo Térmico: el hombre. Si la sociedad no
pone freno al actual modo de vida y sigue quemando las reservas fósiles del
planeta, la temperatura de verano en
muchos puntos del planeta – incluido el sur de Europa – superará los 37°C de día y de noche. Quizá en ese momento dejaremos de
preocuparnos porque el Gobierno se ha gastado más de 700 millones de euros en
emisiones de CO2 y empecemos a pensar en lo verdaderamente
importante.
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