viernes, 3 de agosto de 2012

Mándame un coco


             Quiero dedicar esta mi primera entrada de agosto a los nostálgicos que aún mandan postales desde sus lugares de vacaciones. La perseverancia de estos peterpanes de la correspondencia, que antes de soltar las maletas ya están preguntando por la recepción de su tarjeta, que siempre reciben por respuesta que sus misivas habrían llegado antes si las hubieran entregado en persona y que, a pesar de todo, cada año comienzan sus vacaciones buscando las imágenes más espectaculares del lugar que visitan, me lleva a rendirles este pequeño homenaje. Reivindico su labor, porque a todos nos gusta recibir una carta manuscrita y personal de vez en cuando, y les informo de que su tradición consta de un gran futuro.

            El responsable de marketing del servicio postal estadounidense (el famoso US Postal – iuse postal según Perico Delgado -  que se dedicaba a recorrer Francia en bicicleta) ha dado una vuelta de tuerca a la idea y ha creado los cocos postales. Quienes quieran restregar a sus allegados que están disfrutando de las playas hawaianas no tienen más que comprar un coco y depositarlo en el buzón.

            En España, las dimensiones de los buzones y la nula tradición de cocos dificultan este envío, pero podemos promover otros productos. En un principio, había pensado en los plátanos postales, pero si conjugamos el perecimiento del fruto y la efectividad del Correos español, el invento puede tener consecuencias asquerosas. Los abanicos postales son bastante plausibles y seguro que tendrían éxito tanto en el mercado nacional como en el internacional. La única limitación sería la longitud del mensaje, pero dado el éxito de Twitter, no creo que esto sea un inconveniente.

2 comentarios:

  1. Podrías patentar esa idea.

    Quiero enviar cocos!!!

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    1. Ya he comprado una hucha para comenzar a ahorrar. ¡Nos vamos a Hawai!

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