Llama la atención la necesidad humana de
indagar en la vida íntima de los genios más allá de su obra y de su aportación a
la comodidad. Nuestro voyeurismo sólo queda satisfecho cuando encontramos
debilidades en esos hombres, o cuando éstos desarrollan actividades que no
cuadran con nuestra manera de entender el mundo. También es curiosa la
facilidad con la que ciertos hombres califican a otros de enemigos cuando lo que
deberían hacer es admitir que hay otras personas de mayor o igual talento
aunque dispongan de menos recursos económicos.
Nikola
Tesla fue buen conocedor de estas miserias: Fue calificado de científico loco porque la sociedad de su
tiempo se empeñó en conocer, o tal vez inventar, las más tontas manías de su día
a día en lugar de quedarse con todos los avances que regaló al mundo en general
y a los ciudadanos estadounidenses en particular.
También fue atacado por Thomas
Alva Edison, y por todo el entramado de marketing que su fortuna le permitía
tener a su alrededor, porque el invento de la corriente alterna era más
efectivo y más barato que la corriente continua en la que el estadounidense había
invertido tanto dinero. De hecho, esta rivalidad entre ambos pioneros los dejó
sin Premio Nobel.
Es triste reconocer cómo el
creador de la corriente alterna, de la radio[1],
de la lámpara fluorescente, del control remoto, de la bobina de Tesla, de la
central hidroeléctrica del Niágara… fue calificado en algún momento de loco. Quizá
Alva Edison tuviera mucho que ver en esta imagen. De hecho, no titubeó a la
hora de alentar electrocuciones de cualquier bicho viviente para desprestigiar
el hacer de Tesla.
Los humanos siempre nos
vanagloriamos de las capacidades que nos distinguen del resto de animales. Sin
duda, el interés por encontrar defectos o directamente hundir en el fango a las
personas de quienes no nos tenemos que defender es otra de esas características
diferenciadoras. Y que conste que hoy me he levantado optimista: he centrado
mis reflexiones en el placer que obtenemos al introducirnos en la intimidad de
un genio. Las conclusiones hubieran sido funestas si meditara sobre los
mecanismos sociales que han encumbrado a Belén Esteban.
[1] Al contrario de lo que recogen
nuestros libros de texto, y tras un largo litigio, la patente le fue reconocida
a Tesla en detrimento de Marconi.
Debe ser que las miserias de los demás te hacen olvidar las propias. Que le gusta a la gente meterse en la vida de los demás!
ResponderEliminarLa radio de Tesla (no tenía idea), Plutón ya no es planeta,... desde siempre estafados.
Pd: Mola la foto.
Siempre podemos ir a Illinois - donde Plutón sigue siendo considerado planeta ("en mi mundo, Plutón es un planeta, y punto") y además podemos recibir cocos en los buzones - para no sentirnos tan estafadas por el sistema educativo español.
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