Hoy
quiero sacar a pasear mi condición humana
y puesto que no hay nada más inherente al hombre que opinar, e incluso
dictar sentencia, sobre temas acerca de los cuales es totalmente ignorante, voy
a escribir sobre la posibilidad teórica de los viajes en el tiempo. Para ello,
presento a mis lectores mis credenciales sobre Física Teórica: soy ferviente
seguidora de The Big Bang Theory.
Queda demostrado que cuento con conocimientos sobrados para sentar cátedra.
Para
poder plantear los viajes en el tiempo es necesario concebir más de una
dimensión temporal, con lo que el tiempo dejaría de ser lineal como ha sido
considerado hasta ahora. Esto quiere decir, que al igual que mientras lees esto
en tu ordenador, están teniendo lugar multitud de situaciones en todos y cada
uno de los puntos del Universo; mientras lees esta precisa palabra, en tu
habitación estarían sucediéndose acontecimientos en todos los segundos de la
Historia. Si concebimos el tiempo como multidimensional, es lógico pensar que
podemos viajar a la Edad Media igual que ahora volamos a Sudáfrica.
En
este punto deberíamos elegir entre dos visiones:
Si nos inclinamos por un punto
de vista antropocentrista, la Tierra y todo el conjunto de la vida en ella
viajarían hacia adelante o hacia atrás en función de la voluntad de la persona
que en cada momento decidiera moverse en el tiempo.
En cambio, si seguimos con la
concepción multidimensional del tiempo, el viaje sería posible en tanto que nos
moveríamos a través de realidades paralelas infinitas. Ésta parece haber sido
la opción escogida por Robert Zemeckis y Bob Gale, guionistas de Regreso al futuro. El inconveniente de esta
teoría es que cada ser vivo pertenecería a su realidad, y no a otras, y como
tal debería regresar siempre para no alterar el orden de las cosas. Como
veíamos en la saga mencionada, Marty McFly había de tener especial cuidado con
no encontrarse con su yo del futuro o con ligarse a su madre. La causa, la
concepción de Marty, no podía suceder al efecto, el propio Marty. Por tanto,
los clientes de estos viajes serían meros espectadores de otras épocas.
Stephen Hawking ahonda en esta
teoría causa – efecto y afirma que los viajes en el tiempo sólo serían posibles
en una única dirección: el futuro, ya que el viaje al pasado podría cambiar de
tal modo el presente que el efecto precediera a la causa, o incluso la
imposibilitara, lo que sería una paradoja.
Descartado
el viaje al pasado, sólo queda analizar el viaje al futuro, que podría ser
realizado de dos maneras. La primera de ellas sería a través de los túneles de
gusano y de los agujeros negros. Esto quiere decir que, o bien el viajante
queda atrapado en el túnel o agujero mientras el resto del mundo sigue su
curso, o el tiempo del que disponen el resto de seres humanos quedaría reducido
a voluntad de las personas que decidieran usar los anteriores mecanismos. En el
primer caso, el viaje en el tiempo sería similar a la criogenización y como
tal, no creo que el término más adecuado sea “viaje”, en tanto que la vida del
pasajero queda en suspenso y que el retorno es imposible: el viaje es sólo de
ida.
En
el segundo caso, pasamos del antropocentrismo al peligro de un egocentrismo que
dejaría la vida del resto de los mortales a la voluntad de unos pocos. El mundo
ya es un desastre con las decisiones económicas y políticas centradas en unas
cuantas manos, de modo que es mejor no imaginar si estas caprichosas manos
también controlaran el tiempo del que disponemos. Recuerdo que Lagarde ya ha
avisado de los peligros del envejecimiento de la población occidental.
Hawking
concluye que la única posibilidad de un viaje (al futuro) sería construyendo un
tren que girara alrededor de la Tierra más rápidamente que ella misma. De este
modo, el tiempo pasaría más despacio en el tren que en la Tierra y los
pasajeros tendrían la posibilidad de apearse en un futuro más lejano que la
duración del viaje. Así que finalmente Hawking ha llegado a la misma conclusión
que los creadores de Superman.
Sin
embargo, Hawking desprecia el poder de otro elemento en juego y en pleno
desarrollo: la realidad virtual. Los avances tecnológicos permiten la creación
de otros mundos y la recreación de otras realidades, que aunque no sean
tangibles, sí pueden convertirse en buenos simuladores de épocas pasadas,
futuras y ficticias. Cuentan además con varias ventajas con respecto a los
viajes mencionados anteriormente: tenemos pleno control sobre los elementos que
componen dichas realidades, podemos viajar cuantas veces queramos y allá cuando
queramos y, para mí la más importante, podemos regresar a nuestro presente
siempre que deseemos. Quizá en su desarrollo encontremos nuevos peligros (una
nueva referencia cinematográfica documenta estos riesgos: Nivel 13), o quizá sirva para que otras civilizaciones nos tengan
controlados (como en Dark City y Matrix), pero eso aún no lo sabemos (lo
que no quiere decir que no lo estemos experimentando).
No hay comentarios:
Publicar un comentario