Con
permiso de mis lectores, quiero hacer una pequeña pausa en el hilo habitual del
blog y, sin que sirva de precedente, escribir sobre un tema de actualidad que
aunque no me ha tocado directamente, sí ha removido algo que no quiero dejar de
compartir con vosotros.
Las reacciones institucionales a
la tragedia del Madrid Arena son sólo un ejemplo más de la actitud de quienes
nos gobiernan. Los comentarios realizados por algunos de los dirigentes
madrileños y las noticias que se han publicado de las investigaciones en curso,
me llevan a pensar que los ciudadanos somos tontos. O al menos nos tratan como
tal.
Tras los recortes en servicios
básicos, la amnistía fiscal, la subida de impuestos… ahora llega la aparente ausencia
de culpa de los organizadores en dicha tragedia. Buscar a quienes lanzaron las
bengalas como homicidas imprudentes y cubrir un tupido velo sobre el exceso de
aforo, la falta de controles en los accesos, las deficiencias en las medidas de
seguridad… es, cuanto menos, tratarnos como ganado. Afirmar que sus hijos
asistieron al evento y que todo transcurrió con normalidad es hacer gala de una
desvergüenza que sólo puede llenar de rencor a una sociedad herida. Negarse a
asumir el mea culpa habla de unos dirigentes
que miran por encima del hombro a quienes no somos como ellos.
Como ciudadana, necesito que la
investigación llegue a buen término y los verdaderos responsables sean
señalados y castigados. Como miembro de una sociedad que se caracteriza por su
cinismo, supongo que todo quedará en nada. El hecho de que la noticia ya haya
desaparecido de la portada de los medios de comunicación es un paso en esta
dirección. No podemos dejar todo a la espera de que las injusticias lleguen a
manos de algún juez valiente (y quizá hambriento de notoriedad) que aún se
atreva a plantar cara al sistema. ¿Qué tal si todos los asistentes se personan
como acusación?
Las
instituciones parecen habernos dejado a nuestra suerte, actuemos en
consecuencia.